¿Qué son los bioestimulantes y para qué sirven?

El Consejo Europeo de la Industria de Bioestimulantes (EBIC por sus siglas en inglés) define a los bioestimulantes como: “Sustancias y/o microorganismos que aplicados a las plantas o a la rizosfera cumplen la función de estimular los procesos naturales para beneficiar la absorción y/o eficiencia de los nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico, y la calidad de los cultivos independientemente de su contenido de nutrientes”. Estas sustancias se han utilizado durante años y, hasta hoy, el incremento del uso de este término ha crecido de manera exponencial.

A nivel legislativo, los bioestimulantes de plantas han quedado regulados recientemente, en el año 2019, dentro del artículo 47 del Reglamento (UE) 2019/1009. En este reglamento se establece la diferenciación entre bioestimulantes de microbianos y no microbianos. Sin embargo, existen otras categorizaciones más amplias y que diferencian distintos tipos de bioestimulantes en base a su origen y función en la planta. Ejemplo de ello es la propuesta en du Jardin et al (2015) en la que se incluyen, entre otros, las sustancias húmicas, proteína hidrolizada y sustancias aminoacídicas, extractos de algas, hongos y bacterias beneficiosas, compuestos inorgánicos como el selenio (Se) o el silicio (Si), etc.

Como puede deducirse de esta última clasificación, la variedad y cantidad de sustancias bioestimulantes es enorme y en constante crecimiento dados los recursos dedicados a su investigación y el interés creciente que suscitan en la agricultura. Este interés se debe en parte a la necesidad de mantener calidad y producción de los cultivos con el empleo de menor cantidad de recursos hídricos, fertilizantes y fitosanitarios. Esto es especialmente importante cuando se trata de cultivos ecológicos, en los que el número de herramientas para el control y desarrollo del mismo son limitadas.

¿Cómo benefician los bioestimulantes al cultivo de los cítricos?

En función de la fase del ciclo de cultivo en la que nos encontremos y el estado general del cultivo será recomendable la aplicación de distintos tipos de bioestimulantes.

Detallar todas las diferentes situaciones y usos posibles de los mismos es una tarea virtualmente imposible.

Sin embargo, se pueden destacar ciertos usos de distintos bioestimulantes frente a situaciones y problemáticas comunes en el cultivo de los cítricos. Como, por ejemplo:

  • Estrés hídrico y térmico: de especial importancia en estos momentos del ciclo en los cuales las temperaturas en la provincia de Huelva pueden superar en muchos momentos los 35ºC. Esta circunstancia genera un desequilibrio hídrico en el cultivo que puede conllevar pérdidas productivas o cualitativas. El empleo de sustancias húmicas y/o extractos de algas pueden ayudar a paliar esta situación debido a la mejora de la estructura y retención de nutrientes del suelo que provocan las primeras y al efecto tampón sobre el equilibrio osmótico de los segundos.
  • Problemas de calidad de fruto: en este caso, la aplicación de compuestos inorgánicos en base al silicio, selenio u otros elementos beneficiosos para el cultivo permite fortalecer las paredes celulares y mejorar la resistencia al estrés osmótico.
  • Control de enfermedades y plagas: si bien no siempre actúan de manera directa sobre la plaga o enfermedad, algunos compuestos bioestimulantes como el quitosano o los hongos beneficiosos pueden favorecer el desarrollo del sistema inmune del cultivo, así como impedir el establecimiento de patógenos en la rizosfera o sobre el propio cultivo.

Los ejemplos citados son solo unos pocos de los múltiples usos y beneficios del empleo de bioestimulantes en cítricos. Es de esperar que en un futuro cercano conozcamos con mayor precisión los efectos de cada uno de ellos, lo que nos permitirá afinar su uso y eficacia en cada caso particular.